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“13 Months of Sunshine” has been the Ethiopian tourism slogan for over 40 years. The Ethiopian year is composed of 13 months and it is 7 years behind the Gregorian calendar. Ethiopia is a large country, three times bigger than Germany, and with an estimated population of 110 million people. The population keeps increasing by 3 million people each year.
Addis Ababa is the capital of Ethiopia and the administrative capital of the African Union since 1963. No one quite knows how many people live in the city. The urban landscape for more than a decade has gone through an unprecedented transformation fuelled by local and international investments. Demolitions and constructions are everywhere, new residential neighbourhoods pop up in faraway outskirts, and multiple subsidized condominiums are built to accommodate part of the people displaced by the new infrastructures. New riches settle in guarded compounds, the poor work in the constructions and continue expanding the slums, new sex workers from remote villages roam the city centre at night and kids sniff glue to forget hunger.
All around the city, the construction sites are guarded by people that live in little huts made by metal sheets and plastic, often lifted from the ground through poles in order to avoid nocturnal incursion of stray dogs and urban hyenas.
“13 Meses de Sol” ha sido el slogan turístico de Etiopía por más de 40 años. El año etíope consta de 13 meses y marca 7 años menos que el Calendario Gregoriano. Etiopía es un país muy grande, tres veces más grande que Alemania, con una población que según estimaciones de 2020 contaría con 110 millones de habitantes. La población crece a un ritmo anual de 3 millones de personas.
Addis Ababa es la capital de Etiopía y la capital administrativa de la Unión Africana desde 1963. No se sabe, exactamente, cuanta gente vive en la ciudad. Desde hace una década el paisaje urbano ha sufrido colosales transformaciones impulsadas por frenéticas y millonarias inversiones nacionales y extranjeras. Demoliciones y construcciones caracterizan el paisaje urbano. En pocas semanas nuevos barrios residenciales surgen en las periferias, junto a extensos condominios populares con subvención estatal para albergar parte de la población desalojada por las nuevas infraestructuras. Nuevos ricos se establecen en áreas valladas y bien protegidas. Los pobres trabajan en las construcciones y continúan expandiendo las favelas. Nuevas trabajadoras sexuales, llegadas de pequeños y remotos pueblos recorren el centro urbano y los chicos de la calle aspiran pegamento para olvidarse del hambre y la miseria cotidiana.
En la periferia las obras de construcción están protegidas por gente que vive en precarias casitas de chapa, a menudo elevadas del suelo mediante palos para evitar incursiones nocturnas de perros callejeros y hienas urbanas.